sábado, 16 de agosto de 2008

Piazzolla loco, loco, loco



(11 de marzo de 1921 - 4 de julio de 1992)







-Viendo todo lo que usted pone cuando toca, se ve que el corazón le quedó diez puntos.


-Diez puntos, claro. Si lo tuviera siete puntos me tiro al tacho de la basura.


-Usted , realmente , no se mide cuando empieza a tocar.


-Ni cuando voy a pescar en Punta del Este tampoco . Yo no la voy con los pescaditos para la cacerola: tiburones o nada.


-Anoche , cuando se mandó con Escualo , ¿No se le fue la mano? Lopez Ruiz por poco suelta la guitarra para abrazarlo.


-Ése no suelta el bajo ni aunque la sala se incendie.


-Justamente, el escenario era como un incendio.


-Si no hay fuego no hay música, y mejor uno se dedica a vender pororó.


-¿Hay algún tema que lo sacuda especialmente?


-Mirá, si un tema no me sacude especialmente yo no me tomo el trabajo de cambiarme los calzoncillos para hacer la función.


-Eso está claro, pero siempre uno tiene temas que por alguna misteriosa razón nos conmueven un poquito más.


-La ultima curda. Yo cuando me meto con La última curda tengo que tener mucho cuidado , porque me cago encima.


-¿Se animaría a definir con tres palabras a Troilo?


-Con una : tango.


-¿Cómo tocaba Troilo y cómo toca usted?


-El gordo tocaba. Yo no toco.


-¿Cuál sería la diferencia?


-El gordo acariciaba las teclas, apenas. Yo no podría tocar como él: yo me saco ampollas: yo le meto los dedos hasta las tripas al bandoneón. A mi me dicen gato, pero el gato era él. El gordo con la música te hablaba despacito, al oído. Yo no bajo del alarido.


-Usted, con el bandoneón ¿que vendría a ser?


-Un tigre, qué se yo, un perro bulldog. No , mejor un tigre. Un tigre que hace una semana que no come.


-Por ahí se dice que usted, con su música, es un orgasmo.


-Un orgasmo, pero infinito, un orgasmo que quiero que nunca se acabe.


-¿Se imagina algún día retirado de esto?


-Mirá, en cuanto yo vea que me pongo jovato, me empiezo a dejar las uñas.


-¿Para?


-Ja. Debieras darte cuenta: para rascarme las venas.


-¿Las venas?


-Sí, las venas por el lado de adentro. Antes que venga el guadañazo del final quiero sacarme la última gota de música. Yo no entrego el rosquete, al cajón no me meten si antes no me rasqué hasta la última, pero te digo, la última gota de música.



Reportaje de Rodolfo Braceli del Libro Argentinos en la Cornisa Editorial Aguilar








Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de
Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada
a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Tí sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según
cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.

Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.

La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!

Ernesto Cardenal

jueves, 14 de agosto de 2008



De las tres transformaciones

Friedrich Nietzsche


Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin en niño.
Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, paciente, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.
¿Qué es pesado? así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que se le cargue bien.
¿Qué es lo más pesado héroes? así pregunta el espíritu paciente, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije.
¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?
¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria? ¿Subir a altas montañas para tentar al tentador ?
¿O acaso es: alimentares de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad?
¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los consoladores, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?
¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de si las frías ranas y los calientes sapos?
¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian y tender la mano al fantasma cuando quiere causarnos miedo?
Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu paciente: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.
Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa, y ser señor en su propio desierto.
Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.
¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? Tú debes se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice yo quiero.
Tú debes le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una de sus escamas brilla áureamente el ¡Tú debes!.
Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así: todos los valores de las cosas -brillan en mí.
Todos los valores han sido ya creados, y yo soy -todos los valores creados. ¡En verdad, no debe seguir habiendo ningún 'Yo quiero!'. Así habla el dragón.
Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?
Crear valores nuevos -tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse libertad para un nuevo crear- eso si es capaz de hacerlo el poder del león.
Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.
Tomarse el derecho de nuevos valores -ése es el tomar más horrible para un espíritu paciente y respetuoso. En verdad, eso es para él robar, y cosa propia de un animal de rapiña.
En otro tiempo el espíritu amó el tú debes como su cosa más santa: ahora tiene que encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de su amor: para ese robo se precisa el león.
Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?
Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.
Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir si: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.
Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño. --

Así habló Zaratustra. Y entonces residía en la ciudad que es llamada: La Vaca Multicolor. Friedrich NietzscheTrad. A. Sanchez Pascual, Alianza Editorial

miércoles, 13 de agosto de 2008

lunes, 11 de agosto de 2008

Atahualpa Yupanqui


Mercedes Sosa







Luego de un ensayo la Negra y Milton y algunos músicos y quien esto escribe cenamos en un restaurante de la Costanera. En dos oportunidades Milton le pregunta a Mercedes por una grabación que ella hizo no hace mucho de un tema suyo. Está ansioso y no lo disimula. Ella le dice: Tengo un casete, después lo escuchás en mi auto.


Al auto de Mercedes subimos seis. Voy adelante, entre ella y Milton. Apenas sube Milton reclama el casete .Mercedes le dice : No te apurés Milton...¿y si no te gusta? Pero él insiste: yo quiero escuchar, yo quiero escuchar...




El casete empieza a deslizar " María, María", en la voz de la Negra. Milton se inclina para estar más cerca del sonido.
Nuestro auto deja la zona del aeroparque, gira hacia los bosques de Palermo. Al llegar a un cruce ferroviario muy poceado Mercedes frena, pero el caso es que el auto se para, y el motor se apaga en un gran bache. Quedamos justo en medio de las vías.


No sabemos qué ha pasado. Miramos a derecha e izquierda. y por la derecha, allá lejos, asoma la luz de un tren.
Mercedes, increíblemente, larga una carcajada. Dos de los que viajan atrás se asustan.¡Allá viene el tren! Mercedes acciona el contacto.¡Allá viene el tren!. Milton sube la música casi al maximo.¡Allá viene el tren! El motor suena de nuevo, primera y salimos con esfuerzo del terrible bache. Mercedes dice la puta que los parió, lindo lugar para quedarnos, y reanuda su carcajada.



Milton sigue ahí, escuchando su tema enarbolado por la voz de Mercedes.



Lo escucha una vez. Y lo pone dos veces más. Siempre en silencio, sin hacer el menor comentario.Hasta que apartándome se zambulle sobre Mercedes y la besa entusiasmado...¡Celestial! ¡celestial! ¡celestial! repite hasta que llegamos al hotel donde se hospedan los brasileños.


Cuando bajamos pregunto:



-Milton,¿te diste cuenta de lo que nos pasó con el auto?



-Quedamos en un pozo.



-¿Viste que el tren venía a lo lejos?




-Vi el foco del tren viniendo.



-Si no salíamos enseguida, moríamos todos, Milton.
-Todos moríamos, sí.


-¿Y por qué pusiste la música más fuerte en tan feo momento?



-Porque si la muerte nos alzaba, a mí me iba a encontrar siendo el hombre más feliz de la tierra...Muerte perfecta: estaba escuchando a Mercedes cantando mi canción








Fragmento del libro de Rodolfo Braceli Mercedes Sosa La negra Editorial Sudamericana 2003






Palabras para Julia


( Paco Ibañez)


subido a Youtube por el usuario papilincito





Vuelvo al Sur,

como se vuelve siempre al amor,

vuelvo a vos,con mi deseo,

con mi temor.

Llevo el Sur,

como un destino del corazón,

soy del Sur,

como los aires del bandoneón.

Sueño el Sur,

inmensa luna, cielo al reves,

busco el Sur,

el tiempo abierto, y su después.

Quiero al Sur,su buena gente, su dignidad,

siento el Sur,

como tu cuerpo en la intimidad.

Te quiero Sur,

Sur, te quiero.

Vuelvo al Sur,

como se vuelve siempre al amor,

vuelvo a vos,con mi deseo, con mi temor.

Quiero al Sur,

su buena gente, su dignidad,

siento el Sur,

como tu cuerpo en la intimidad.

Vuelvo al Sur,

llevo el Sur,

te quiero Sur,te quiero Sur...




Letra: Fernando "Pino" Solanas

Música: Astor Piazzolla